jueves, 9 de febrero de 2012

Luis Alberto Spinetta: Érase una vez un padre

Luis Alberto Spinetta: Érase una vez un padre
Desde Almendra, a fines de los 60,
 hasta sus producciones en el siglo XXI,
Spinetta deja un legado mayor para el rock latinoamericano.
Foto: El Mercurio

Pocos artistas argentinos son tan reconocidos en su rol de fundadores como el Flaco. Desde Almendra hasta su última producción en solitario, la discusión no está en si es o no uno de los artistas más relevantes, sino en cuál de todos sus trabajos es el mejor en la historia del rock trasandino.

Padre. Un hombre que participa en el proceso de dar vida, y que permite que ésta emerja. En el mundo del rock, un término puesto como prefijo fácil para más de alguno, pero que al final merecen contados artistas.

Luis Alberto Spinetta es sin dudas uno de ellos. "Padre del rock argentino". "Padre del rock latinoamericano". Ambas expresiones no son exageradas, sino reflejo absoluto de lo que el músico, quien falleció la tarde del miercoles pasado a causa de un cáncer al pulmón, llegó a ser en sus 62 años de vida.

Porque para Spinetta, cuya inconfudible estampa le valió desde temprano el apodo de "Flaco", la música siempre estuvo presente. Nacido en Buenos Aires el 23 de enero de 1950, escuchó tempranamente los acordes del tango en su casa familiar de Belgrano. El género tradicional de Argentina fue una de las pasiones de su padre, quien la traspasó al pequeño Luis Alberto, lo suficiente como para que pronto brillara en concursos, y tomara diversos instrumentos para aprender sus técnicas de manera autodidacta.

En el colegio (Instituto San Román) también mostró esos dotes, y fue lo que le permitió encontrarse con Emilio del Guercio, Edelmiro Molinari y Rodolfo García, para formar en 1967 un grupo que haría historia: Almendra.

Dos años después de su formación, el cuarteto editó su primer álbum, conocido simplemente como Almendra, y que al día de hoy es considerado por muchos como el mejor disco en la historia del rock argentino. Allí están plasmadas canciones tan emblemáticas como "Muchacha (ojos de papel)", "Figuración" y "Plegaria para un niño dormido", entre otras.

La repercusión fue inmediata, pero el superlativo no. Sin embargo, una vez instaladas esas consignas de "el mejor de todos los tiempos" no abandonarían más al Flaco, y estarían presentes en todos sus períodos.

Así, los ránkings históricos en el cono sur dicen que Almendra es, junto a grupos como Manal y Los Gatos, nada menos que la banda fundadora del rock argentino. Spinetta, por tanto, es reconocido como el padre de la misma escena, junto a ilustres como Lito Nebbia, Pappo, Tanguito y Charly García.

Tras el fin de Almendra, a principios de los 70, fue Pescado Rabioso la mayor apuesta, y hoy nuevamente son términos como "trascendental" los que acompañan a esa historia. Pescado 2, de 1973, es un disco que también compite entre lo mejor de una producción brillante, aunque de ese mismo año es otra obra mayor: Artaud.

Ese álbum fue el que la edición para argentina y chile de "Rolling Stone" elevó en 2007 con la mención como "Mejor Disco del Rock Nacional". Pero además de eso, su sólo título da cuenta de las inclinaciones que distinguieron a Spinetta en el rock trasandino y latinoamericano. Porque Spinetta fue dueño de una poética única, heredada en gran medida de su gusto por escritores como el propio Antonin Artaud, además de Arthur Rimbaud, Friedrich Nietzsche y Carlos Castaneda, entre otros. En el sonido, en tanto, la diversidad es amplia: Desde el blues a la psicodelia, pasando por el jazz y el pop, encuentran cabida en su amplio catálogo rockero.

Invisible y Spinetta Jade fueron las siguientes aventuras, hasta que en los años 80 se consolidó en el trabajo como solista, con discos como Téster de violencia (1988) y Don Lucero (1989), ambos captadores de aplausos y elogios en sus respectivos años.

A mediados de los 90, en tanto, volvió al trabajo conjunto en Spinetta y los Socios del Desierto, que con temas como "Cheques" llegó al tope de ránkings tan vigentes como MTV Latino (para quienes incluso grabaría un Unplugged) y, con ello, a una nueva generación de auditores.

A Chile y a Uruguay fue en muchas menos ocasiones que sus colegas del otro lado de la cordillera, pero siempre con una gran recepción. La última ocasión fue en junio de 2011, poco antes de retirarse de los escenarios para tratar su cáncer. La idea era abrir una pausa temporal, pero lo avanzado de su enfermedad, terminó por decir otra cosa.

A Spinetta lo suceden cuatro hijos: Valentino, Vera, Catarina y Dante. Todos ya han compartido su pesar a través de sus cuentas en Twitter. "No habrá un destino incierto, ni habrá distancia que pueda alejarme de ti...' Amor eterno a mi Padre", escribió Catarina citando al propio Flaco. "Te amo por siempre papá", fue la despedida del integrante de Illya Kuryaki and The Valderramas.

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